Las primas con los compañeros de KOKOPELLI

La asociacion para la proteccion de la biodiversidad Kokopelli ha sido fuertemente condenada por tener semillas y distribuirlas. Podeis ver informacion de su labor en su pagina web

La primas del pueblo quiere colaborar con estos compañeros franceses mediante la cesion de su local para la realizacion en el de unas jornadas organizadas por el Frente de Liberacion de Semillas (F.L.S) con los que tambien colaboraremos activamente en llevar a cabo el acto.

Os animamos no solo a acudir al evento sino tambien a difundirlo tanto como podais pensamos que es importante el tema.

Salud y alegria



KOKOPELLI: BIODIVERSIDAD, EL FINAL DE LAS ILUSIONES

Ya comunicaron las sentencias han caído: la asociación Kokopelli (K) está seriamente condenada:

- 12.000 € para el comerciante de semillas Baumaux

- 23.000€ para el estado francés y la federación de los industriales de la semilla (FNPSPF)

Hay que ser realistas, las semillas que defiende la asociación K están mantenidas en la ilegalidad por voluntad política, no podíamos ganar estos juicios.

A pesar de las directivas europeas, del aviso de la ONU, del Senado, de científicos, de agrónomos afirmando la urgencia de salvaguardar la biodiversidad alimentaría. El estado francés se niega a liberar el acceso a las semillas antiguas, es lo que permite hoy a los magistrados infligir estas graves penas a K.

En el caso de la empresa Baumaux por competencia desleal. El señor Baumaux
incrementara su beneficio de 800 000 € en 10 000 € más y recibirá 2 000 € por sus gastos.

El estado francés recibirá 17 500 € con motivo de que K venda semillas ilegales,
5000€ serán dedicados a los gastos y la información al pueblo sobre las prácticas peligrosas de K. Las semillas que han nutrido a nuestros abuelos y que sirven para nutrirnos hoy día gracias a los juegos de cruzamientos se han vuelto ilegales y peligrosas.

Se dijo en el Foro del Medio Ambiente “Grenelle de l’enviroment”: hay que salvar la biodiversidad ! ¿Entonces por qué condenar una asociación que salvaguarda con sus adherentes y simpatizantes más de 25000 variedades en peligro de extinción? ¿Por qué condenar estas semillas de las cuales la FAO reconoce que son una de las soluciones para asegurar la soberanía alimentaría frente a los cambios climáticos y al aumento de la población mundial? ¿Por qué las mismas variedades, según sean vendidas por K o por operadores provocan condenas o mansedumbres? ¿Por qué las grandes superficies venden frutas y verduras que provienen de variedades prohibidas a K en toda impunidad? (por lo menos, a nuestro conocimiento)


Las condenas a K no están relacionadas con la naturaleza de las semillas que protege la asociación, sino con sus acciones.


La asociación propone a los hortelan@s, a los campesin@s, a ser autónom@s y
responsables de cara a lo vivo. En nuestra sociedad, donde todo son mercancías, esto es intolerable. La mayor queja subyacente hecha a las semillas antiguas, campesinas, es que sean reproducibles y además adaptables a numerosas condiciones de cultivo sin el apoyo de la agroquímica. Éste es el fallo de K, conservar la levadura madre de saberes populares agronómicos y genéticos. Cuando quieren hacernos creer que todo es híbrido, OGM, química, energía fósil, son las únicas posibilidades de asegurar nuestra alimentación, propagar la autonomía de las semillas por el ejemplo se ha vuelto reprensible.

Hace 15 años que K protege la diversidad de nuestros huertos, de nuestros campos, de nuestras platos, a la vez que intenta hacer evolucionar el marco jurídico hacia el reconocimiento del valor agronómico y cultural de las variedades reproducibles; el estado francés nos hizo fracasar. Hoy en día, la desaparición potencial de K abre una autopista a la uniformización cultural y productivista agrícola. La desaparición de la “verdadera” biodiversidad basada en la variabilidad genética de una multitud de variedades locales nunca será, y de lejos, compensada por algunas variedades clonadas. Es interesante resaltar la similitud de las acciones y de la represion a los segadores de transgénicos, a los amigos de la ortiga (como ingrediente para purines, etc), a los defensores de la herboristería, y K: cada un@ busca su manera, de proteger y promover la vida y la continuidad de los saberes. ¡ Para nuestro gobierno todo esto se vuelve reprimible! Cara a estas contradicciones, por un lado declaraciones vehementes del “grenelle” del medio ambiente, por otro lado condenas que consigue contra los defensores de la biodiversidad, apostamos que el Estado Francés tenga como meta a tener realmente en cuenta el devenir de las generaciones
futuras contra las generaciones futuras.

La asociación K siempre propuso la resistencia fértil no violenta y el diálogo, ¿igual estábamos demasiados adelantados? Pero ahora, salvar la biodiversidad es de extrema urgencia. Si la agricultura productivita que protege el gobierno se engaña, nos engaña, vos engaña ¿tendremos estrategia de repliegue? si nuestros políticos contribuyen a erradicar nuestro patrimonio de las semillas alimentarías? La solución está en vuestro campo, señor@s gobernantes. Una vez os habéis podido reivindicar “responsables pero no culpables”. Frente al hambre del pueblo este argumento no vale, no oscurezcáis más el porvenir, que ya lo está suficientemente.

Quizá habría que hacer una llamada ¡a las semillas ciudadan@s!


Raoul Jacquin

1 comentario:

qadistu dijo...

Notas sobre las posibles tonterías lógicas del "enemigo" GNIS y preguntas ecológicas:

Navegando por la web francesa de kokopelli creo que había algún comentario alertando sobre las trampas poético-retóricas de "los malos", (GNIS), el establishment que consiguió «meter un puro» a kokopelli.

Por resumir, Kokopelli ha sido multada por escapar de los circuitos del capital y de lo científico-técnico a la usanza: o sea, en general —por decir algo rápido— digamos que multada por escapar a este adagio muchas veces no-dicho: «lo que importa el dinero y la competición entre las empresas pues la economía ha de crecer».

Y sí, verdaderamente son odiosos estos del GNIS, y parece que obviamente erran en sus textos, en lo que dicen.

Aquí se ponen a usar las armas de su supuesto enemigo «hippie» que arremete contra los neutrales y progresistas experimentos científicos, y se pone a decir que si que la naturaleza es irreemplazable... y que claro que obviamente necesitan de la experimentación en el campo al igual que hacían los campesinos toda la vida.

No sé, a bote pronto se me ocurre algún rápido-torpe comentario sobre "errores", a ver si alguien se anima de casualidad a poner algo mejor:

Ellos dicen que experimentan con las plantas, y se sobreentiende que algo parecido hacían los antepasados "campesinos".

Pero esto parece armamento retórico, obviamente, para tapar que vivir en el campo no es experimentar en el campo.

Vivir en el campo es convivir-con ciertas cosas (además de vivir-por-ellas), y eso significa que, a lo largo del tiempo, mucho tiempo, esas cosas (y tú con ellas) se ven modificadas a un ritmo muy diferente a como se pueda uno ver modificado cuando "testea" una nueva variedad genéticamente modificada en un campo.

Con-vivir = aprender, en ese caso, y entonces en este caso vemos que no hay aprendizaje sin co-creación.

Nos es difícil sentir ahora hasta qué punto «somos petróleo» —viendo las cosas de forma muy sesgada y bastante sincrónicamente, viendo lo que tenemos ahora—; pero a los que redactaron esto, los del GNIS, parece que les es también harto difícil pensar diacrónica y sincrónicamente hasta qué punto podemos ser tomates, patatas, trigo, etc.

Y vaya, es que para todo esto, en este tan horrible «Occidente», teníamos la filosofía, para empezar a hablar sobre que «las cosas no son lo que parecen»..., pero bueno, esto se ha dejado para los profesionales. Y luego las empresas —si acaso— harán comunicarse a los profesionales entre sí (por medio de la correspondiente empresa de comunicación) ..., pero esto no funciona, como se ve.

La gente parece que lleva ya bastante tiempo experimentando —se suponía que primero en los centros de experimentación, pero no— con plantas; luego además se puede en teoría elegir entre:
- «aplicar» eso o
- no aplicarlo, rápidamente, «en el campo» (si no se te escapa de las manos, claro).

Dicen que es inevitable aplicarlo, llevarlo a un cultivo real para aprender verdaderamente sobre cómo se comporta la nueva novedad novísima. O sea, que tenemos que es inevitable experimentar también con la gente. Será que el mundo de los profesionales-que-hablan-entre-sí-por-medio-de-empresas «quiere» colonizarlo todo, el dinero obligando a todo ello, sin ninguna consciencia ni Mal-en-sí que obliguen o perviertan nada.

Nuestra supuesta formación escolar también parece contener errores de este estilo; errores que supongo propiciarán este simple «faltar dos dedos de frente» : no se suele con-vivir con ningún proceso de «co-creación»: simplemente te cuentan cosas que pasaron ahí fuera, no aprendes a crear ningún proceso de comprensión-convivencia con alguna «materia» de eso que realmente «hace aprender», o que algo sea aprehensible, cosa que no tiene que ver con ninguna pretendida objetividad de ningún «contenido».

Los campesinos, o sea, al parecer casi todo el planeta-humano ahora —y antes—, o sea, toda «nuestra especie», en realidad era y es gente que vive-vive-con-plantas, no gente que-experimenta-con-plantas.

¿Cómo hacer de la «inevitable» mediación técnica (inevitable en parte porque está aquí) algo no dependiente del capital? ¿Hasta qué punto hablar así es una tontería y a la vez también tan inevitable como esa mediación técnica y —ahora mismo— el capitalismo?

Pero, a todo esto... y teniendo quizá demasiado que ver con lo anterior...:
- ¿Tiene vuelta atrás el tema de las ciudades?
- ¿Hasta qué punto esto demuestra que no o que sí, por necesidad, y lo unidas que estén las dinámicas económicas «globales» y el suicidio de parte de la diversidad del colectivo de cosas-con-humanos que supone?
- Y —por cierto— ¿sería "ecológica", —en el sentido de "ecológico" que podamos usar normalmente por aquí nosotros ¿y cuál es?— una vuelta atrás en esa acumulación de población en ciudades? ¿Cómo?
- ¿Admitiremos o hay que admitir sin remedio como cual otra "planta cultivable" más a "la ciudad"?
- ¿Es inevitable transformar las ciudades en conscientes invernaderos no sólo de personas —como ya lo son— sino también de plantas comestibles, animales y animálculos? ¿Cómo?

Las plantas cultivadas eran antes, al parecer, mucho más diversas. Y seguro que antes nos las teníamos que ver con un determinado colectivo-de-humanos-con-no-humanos muy diferente al que tenemos ahora (ahora tenemos la planta-ciudad-economía, etc. etc., más mucha "fauna técnica", queramos o no, etc. etc.).